Black Mirror

La semana pasada vi el primer capítulo de la serie Black Mirror, la recomiendo a todo aquel que le guste el cine y esté interesado por el cambio que estamos viviendo con las nuevas tecnologías. La serie en cuestión comienza con un planteamiento un poco perturbador: Unas personas anónimas secuestran a la princesa de un país ficticio (inspirado en UK) y chantajean al Primer Ministro con un vídeo colgado en Youtube pidiéndole que tenga sexo con una cerda. La acción debe ser retransmitida en directo a través de todas las cadenas de televisión para que lo vea el mundo entero, con un margen de actuación de 4 horas.

Instantánea del primer capítulo de la Serie Black Mirror

Aparte del dilema morboso que plantea hacerlo con el animal, el film da mucho que pensar porque aborda la sociedad de la información y la tecnología más reciente. La era de Twitter, Youtube, los Smartphones, genera una velocidad frenética ante la cual políticos e instituciones se ven sobrepasados y no saben cómo manejar. La película plantea una gestión de crisis en el seno del gobierno en toda regla. Yo me pregunto ¿están actualmente preparados los poderes políticos para este tipo de crisis? La semana pasada leí un artículo de TICbeat que me hizo pensar que las autoridades van tomando medidas cada vez más restrictivas en lo referente a redes sociales amparándose en el tan recurrido término “seguridad”. Hace unos días veíamos como detenían a los miembros de Megaupload, acabando con el 4% del tráfico en internet y sólo un día antes el movimiento #StopSOPA alzaba la voz en la red. Éstos son sólo algunos ejemplos recientes de medidas de control. Pero la diferencia entre las medidas de control ejercidas sobre los grupos de comunicación tradicionales y las ejercidas sobre las redes sociales es que en el segundo caso las empresas más potentes y por tanto poderosas (Google, Amazon, Linkedin, Facebook o Twitter) apuestan por una política más abierta, menos restrictiva.

Reflexionando sobre el poder que tienen las redes sociales, me viene a la memoria un post de José Luis Rodríguez (TC) que leí este verano en el que apuntaba “Lo curioso de estas plataformas es que… en poco tiempo han logrado también impulsar auténticos procesos de empoderamiento social, de toma de conciencia colectiva y de reflexión democrática.” No puedo estar más de acuerdo con el punto de vista que plantea, las redes sociales van camino de ser el quinto poder, si es que no lo son ya. Gracias a su naturaleza transparente, a la accesibilidad que las caracteriza y a la confianza que generan en las personas, han llegado a imponerse de forma rápida y contundente.

Volviendo a Black Mirror, la historia no acaba con la anécdota de la cerda o la manera en que la noticia se difunde en los medios. En el film los secuestradores reclaman un acto a primera vista banal, sin sentido, de mal gusto. Pero ¿Por qué? ¿Hay una explicación con sentido a todo esto? Nunca he soportado que me cuenten el final de una película y tampoco lo desvelaré aquí, hay que verla, porque merece la pena. Es una historia totalmente verosímil en cuanto a la problemática que plantea y el entorno en que se desarrolla. Es ciencia ficción, sí, pero es el espejo que refleja a la perfección la sociedad en la que hoy vivimos. 

Comments
2 Responses to “Black Mirror”
  1. laura dice:

    tiene muy buena pinta, uena recomendacion! la veré:)

  2. Fernando dice:

    Acabo de ver el primer capítulo. Está bastante bien pero quiero poner una pega. Entiendo que el concepto principal de la serie, no en cuanto a la temática sino en cuanto a su formato, es el de contar un hecho totalmente absurdo, surrealista, desproporcionado e hilarante como si se tratara de un hecho real, dramático y totalmente verosímil, ¿no?
    En conseguir este reto radica la fuerza de la serie.
    Por cierto, me parece un reto genial.
    Pero claro, si apuestas por conseguir un reto así no te puedes permitir ciertos fallos de guión que, en otros casos, podrían perdonarse.
    El fallo que veo es el siguiente: cuando intentan grabar el vídeo del cerdo con un actor al que luego le colocarían digitalmente la cabeza del primer ministro, ¿por qué buscan un actor porno FAMOSO? ¿Qué sentido tiene? En una situación así lo lógico y lo adecuado es pagarle a cualquier persona anónima para que se preste a semejante aberración.
    ¿Por qué entonces un actor famoso?
    La única razón, por supuesto, es para justificar que
    alguien le haya reconocido, le fotografíe y eso haga que el terrorista se entere, de ahí pasamos a lo del dedo cortado, etc…
    Me parece un fallo grave porque no se lo cree nadie
    y porque es importante para el resto del argumento.
    Y ya digo, no es perdonable porque la serie se basa
    en la credibilidad absoluta de un hecho rocambolesco.

Deja un comentario

  • Licencia de Creative Commons